Europa puede estar abocada a un repentino cese de los suministros de gas ruso, lo que provocaría un racionamiento energético, más inflación y recesión, escribió Bloomberg.
Moscú cerró el miércoles el grifo del gas a Polonia y Bulgaria después de que estos países se negaran a pagar la materia prima en rublos, como exigía Vladimir Putin. Más países de la UE corren el riesgo de quedarse sin combustible azul ruso en los próximos días o semanas. Con una oferta ya limitada, no se necesita mucho tiempo para conmocionar los mercados energéticos.
Europa depende del gas ruso para producir una quinta parte de su electricidad, y una pequeña interrupción podría extenderse rápidamente por todo el continente. Los niveles de almacenamiento se sitúan actualmente en sólo el 32% de la capacidad, frente al objetivo de al menos el 80% necesario para calentar los hogares y las fábricas durante el invierno, según informó Bloomberg. Recordemos que los niveles de almacenamiento en Polonia son mucho más altos, es decir, están llenos en un 75%.
Según Bloomberg, una suspensión repentina del suministro de gas ruso a la UE desencadenaría un racionamiento energético, una inflación aún mayor y una profunda recesión.
Si Rusia se niega a suspender el suministro de combustible, los gobiernos europeos pondrían rápidamente en marcha mecanismos de racionamiento. Según la consultora Wood Mackenzie, un corte total del suministro en la región supondría un descenso del 10% en la demanda industrial.